
En el año en que, sobre el tejado de Abbey Road, The Beatles hacían su último concierto en directo, en Madrid eran detenidos más de trescientos estudiantes por la ley marcial, y Armstrong (no Louis, el otro) daba “un gran paso para la humanidad”, Robert Fripp y los suyos entraban en el estudio de grabación para, bajo el auspicio del recién creado sello E.G., y con el nombre de KING CRIMSON, grabar su álbum debut IN THE COURT OF THE CRIMSON KING.
Hoy, más de cincuenta años después, este álbum está considerado como una auténtica obra maestra. Ahora podría hablar aquí de su calidad artística, de cómo dentro de una casi aún no nacida escena progresiva, consiguen mezclar rock, jazz, metal, psicodelia y locura, proporcionando confirmación a esa escena progresiva. Podría también hablar de su calidad interpretativa, con las excelentes guitarras de Robert Fripp a la cabeza, la batería de Mike Giles, el bajo y la maravillosa voz de Greg Lake (más tarde integrante del supergrupo Emerson, Lake & Palmer) entonando las fantasías oníricas del iluminador y letrista Peter Sinfield, y de la reciente entonces incorporación del multiinstrumentista Ian Mc Donald al saxo, flauta, clarinete, teclados y lo que le echaran… Sin embargo, os hablaré de un fallo, un fallo que propició una decisión inaudita dentro del mundo de la producción.
Tony Clarke (productor de The Moody Blues) se hizo cargo en principio de la producción, pero sus desavenencias con Fripp le obligaron a abandonar el proyecto, haciéndose cargo de ella el propio grupo (en particular Fripp y Mc Donald). Desconozco si este hecho se produjo antes o después del fallo, o si fue este y sus ulteriores decisiones las que provocaran las desavenencias. El caso es que cuando Robin Thompson, el ingeniero y Tony Page su asistente, se percataron de que uno de los cabezales del 8 pistas en el que estaban grabando, estaba desalineado, ya era demasiado tarde, y la pista de voz de Lake en 21st CENTURY SCHIZOID MAN, primer corte del disco, estaba distorsionada. «Habrá que repetir la toma-probablemente dijo alguien» (recordemos que en esa época todo el grupo grababa al mismo tiempo) «Una pena, salió redonda-añadió otro». En ese momento, una voz (¿la de Fripp?) exclamó: «¡¿Y qué tal si lo dejaramos así?!» (silencio expectante) «¡¿Cóoooomo?!-inquirieron todas nuestras voces al unísono desde el futuro- ¿Intentas decirnos que en vuestro disco debut, en el primer corte, vuestra tarjeta de presentación, vais a dejar distorsionada la voz de Greg? Recuerda que Greg tiene una gran voz, un timbre espectacular, cálido y hermoso, que lo que más gusta a la gente es la voz del cantante, que te estás saliendo de la norma, que vas a recibir muchas críticas ¿Por qué la quieres distorsionada?». «Pues porque la canción lo requiere, la letra lo requiere, la voz de Greg lo requiere, el álbum lo requiere, el futuro lo requiere ¿No lo veis? Incluso el cabezal de la grabadora lo ha visto. Es más, no sólo vamos a dejar la distorsión de la cinta. Vamos a añadirle una compresión extrema, saturación…y un flanger…y la ecualizaremos atenuando los graves y los agudos…, realzando los medios altos… Sonará casi como un megáfono roto y distorsionado, declamando como puede toda la injusticia y barbarie de este mundo, sola y desgarrada en medio de todo el sonido que intenta apagarla» ¡Estáis locos!
Bendita locura. Desde el futuro no tenemos más que aplaudir estas geniales ideas y decisiones de producción ¡Bravo por los productores valientes! Cuanto os echamos de menos. Nos habéis enseñado que lo establecido no entra en este oficio, que el mundo del disco es muy diferente al mundo real del directo, que la imaginación prima sobre la norma y que en un buen diseño de sonido no todos los sonidos han de ser correctos, porque lo que queremos es crear un contexto, un concepto sonoro dentro de la obra que la identifique y envuelva. Y como límite, sólo la imaginación. No son demasiado necesarios los medios técnicos, como hemos visto, porque un cabezal estaba desalineado, toda una genialidad. Música del siglo XXI en 1.969. Gracias a todos, aquellas y aquellos que estáis ahora componiendo, ejecutando, produciendo o mezclando la música del siglo XXII.